Uno de los retos más difíciles al que se enfrenta la inteligencia artificial no es percibir el mundo sino interpretarlo. No pensamos normalmente en la complejidad de esta última función porque en nosotros ambos procesos nos vienen dados a la conciencia de un modo automático y sólo en casos realmente extraños y patológicos alguien percibe pero no interpreta, como por ejemplo ocurre en la agnosia visual. La existencia de esta casuística, tan bien tratada en el magnífico libro de Oliver Sacks “El hombre que confundió a su mujer con un sombrero“, nos pone de manifiesto la enorme distancia que hay entre una matriz de puntos y su significado o entre un grupo de sonidos consecutivos y el mensaje que transmiten.

El siguiente vídeo nos muestra el mundo percibido por un sistema automático de interpretación de imágenes en clave medio tecnológica medio artística.

Robot readable world from Timo on Vimeo.

Fuente: Microsiervos

Nuestro compañero Manuel Díaz Escalera nos ofrece la versión más sencilla del ludión o diablillo de Descartes que hemos visto. En el siguiente vídeo:

Fuente y algunas explicaciones más en: FQ-experimentos.

La posibilidad de fabricar tejidos con fibra óptica estaba ahí: esta idea abre una nueva puerta a la moda y al arte.

Las anunciadas tormentas solares de la semana pasada, lejos de alterar nuestro equilibrio electromagnético, han convertido los cielos polares en una hermosa paleta de luz. Como muestra dejamos un botón de auroras rojas, que suelen verse en zonas más alejadas de los polos (en este caso Australia).

Red Aurora Australis from Alex Cherney on Vimeo.

Fuente: Fogonazos

Nuestro alumnado de 2º de ESO, que anda estudiando la luz, está retado a explicar el siguiente hecho curioso: el reflejo de la luna llena sobre el agua del mar parece seguirnos a todas partes si nos movemos y se queda quieto frente a nosotros si nos paramos.  ¡Ánimo!

¡Para alucinar! A ver si descubres qué tiene de particular toda esta retahíla de cifras decimales como resultado de la operación indicada:

Fuente y solución al enigma: Abadía Digital

En la época postmoderna, felizmente también posteada por el dinamismo histórico, el credo común establecía que la verdad no era alcanzable, que no existía la objetividad, que la única diferencia entre un chamán y una quimioterapia eficaz era sociológica y cultural y que las diferentes posturas en controversia sólo eran relatos igualmente factibles sobre la realidad, en competencia para lograr su validación consensuada por la mayoría. Perfecto: ¿y cómo pudo meternos Einstein en la mente a toda la mayoría su extraña, contraintuitiva y difícil teoría de la relatividad? ¿No será más bien porque la Naturaleza se le ajustaba como guante suave? ¿Y qué problema hay entonces en denominarla verdadera, mientras nuevos hechos objetivos no demuestren lo contrario?

Una cierta prevención antidogmática es sana pero no lo es pasarse al extremo opuesto: en ese caldo de cultivo todo lo alternativo floreció cual humus agradecido. ¡Qué simpático y alternativo era todo! Pues ya vale: ahora se impone desenmascarar las mentiras que se nos han colado por ese gran hueco  que dejamos en nuestra mente abierta (y que según Carl Sagan haría que se nos cayera el cerebro). De toda la retahíla de medicinas alternativas parece que sólo se salvan la acupuntura y los masajes y éstas sólo para algunas cuestiones muy específicas (no son el balsamo de Fierabrás que se nos vendía como moto reluciente).

El siguiente artículo publicado ya hace más de un mes nos informa de una investigación auspiciada por organismos públicos españoles, suponemos que con la loable finalidad de poner un poco de orden en la cantidad de terapeutas alternativos que juegan con la salud y la dignidad de la gente, que ha determinado las medicinas alternativas que funcionan realmente. ¿Qué trabajo le cuesta a una medicina alternativa demostrar su efecto en un estudio serio, riguroso y válido metodológicamente? No es tan difícil ¿Por qué no lo hacen?

Más información: El País.

Los últimos datos astronómicos disponibles en relación a planetas extrasolares concuerdan con una imagen de nuestra galaxia plagada de planetas que potencialmente pueden ser similares al nuestro. Nuevas estimaciones harían que los contaramos por millones por lo que el corolario es claro: si nuestra casa es de lo más normal, ¿por qué no extrapolar esa conclusión a la vida misma?

Más información: El País.

Nuestro amigo Beni nos manda el enlace de la siguiente conferencia impartida por Aimee Mullins que aunque parezca increíble se mueve por el escenario como Pedro por su casa sobre un par de prótesis. Por cierto, que se las cambia según le da el punto y sus necesidades, como hacemos todos con la ropa, a partir de su fondo de armario de piernas postizas. ¡Impresionante!

Hemos encontrado un estupendo blog de humor científico:

http://www.lacienciaconhumor.blogspot.com/

Te dejamos como muestra un botón aunque en la página enlazada puedes encontrar la botonadura completa. ¡Qué bueno!

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