Jue 20 Dic 2007
La gripe «prefiere» el aire frío y seco
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Unos investigadores de Nueva York creen haber resuelto uno de los grandes misterios de la gripe: por qué se propaga sobre todo en los meses invernales. La respuesta, dicen, está relacionada con el propio virus. Es más estable y permanece más tiempo en el aire cuando éste es más frío y seco, exactamente las condiciones que se dan en buena parte de la temporada de gripe.
«Es más probable que el virus de la gripe se transmita en invierno por la calle que en una habitación caliente», afirma Peter Palese, profesor y director del departamento de Microbiología de la Facultad de Medicina de Mount Sinai, en Nueva York, y principal autor del estudio.
Palese publicó sus resultados en la revista PLoS Pathogens. La pista crucial que le permitió hacerlo procedía de un artículo publicado tras la pandemia gripal de 1918, cuando los médicos se preguntaban por qué y cómo se había expandido el virus con tal rapidez y había sido tan mortal.
Desde que se conoce la gripe, todo el mundo se pregunta por qué en invierno. Uno de los nombres que recibe, influenza, surgió a mediados del siglo XVIII, según algunos historiadores, del italiano «influenza di freddo» («influencia del frío»). La temporada gripal en las latitudes del norte va de noviembre a marzo, los meses más fríos. En las del sur, va de mayo a septiembre. En los trópicos no hay mucha gripe ni una temporada gripal.
Más información: El País
En ocasiones nos perdemos hablando de medicamentos carísimos que no llegan a los países en desarrollo, como los antirretrovirales; sin saber que 
Un pequeño trozo de terreno marciano muy rico en sílice (dióxido de silicio), descubierto accidentalmente en mayo pasado por el robot Spirit, ha impulsado las especulaciones sobre su posible origen. En la Tierra, se relacionaría con las fuentes termales o las fumarolas submarinas, ambientes húmedos extremos que albergan una rica vida bacteriana. Sin embargo, en Marte, por ahora no es más que una curiosidad geológica. La sílice se extrae de la arena y es el principal componente del vidrio.
¿Una vez asentada la vida en la Tierra, podía evolucionar de infinitas maneras, o el número de posibles caminos evolutivos para los primeros terrícolas era finito? Lo segundo, dice el matemático brasileño Jacob Palis, de 67 años, ex presidente de la Unión Matemática Internacional y actual presidente de la Academia de Ciencias para el Mundo en Desarrollo (con siglas TWAS). Y añade: «Con probabilidad total». Para un biólogo, podría ser la respuesta obvia. Pero la respuesta de Palis está respaldada no sólo por el sentido común, sino por una conjetura matemática. La suya. Una conjetura aún no demostrada -hay en juego varias botellas de champán-, pero cuya falsedad tampoco ha probado nadie. Así que Palis, que estuvo en Madrid en la reciente inauguración del Instituto Madrileño de Estudios Avanzados (IMDEA) de Matemáticas, del que es patrono y consejero científico, está contento.

