Mié 5 Mar 2008
La Enciclopedia de la Vida
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Las primeras 30.000 páginas de la Enciclopedia de la Vida ya están en Internet, el primer paso de un proyecto que algún día catalogará en la Red aproximadamente 1,8 millones de especies de seres vivos del planeta.
La Enciclopedia de la Vida, EOL en sus siglas en inglés, está gestionada por una secretaría del Instituto Smithsonian en Washington en colaboración con decenas de centros de investigación y científicos de todo el mundo y es algo así como una Wikipedia de la naturaleza abierta a todos, pero controlada por expertos. Cuando se complete en el 2017, esta enciclopedia virtual será «una referencia en la Red y fuente de datos sobre cada una de los 1,8 millones de especies nombradas y conocidas en este planeta, así como todas aquellas aún por descubrir», afirman los responsables del proyecto en su página web.
«La EOL será usada como herramienta de enseñanza y de aprendizaje ayudando a científicos, educadores, estudiantes y toda la comunidad a entender mejor este planeta y quién lo habita», aseguran. Claro ejemplo de ello son algunos términos utilizados por la enciclopedia; el ursus maritimus, comúnmente conocido como oso polar, o la oryza sativa nombre científico del arroz, son algunas de las especies cuyas páginas están disponible ya en la red. La enciclopedia ofrece todo tipo de información sobre hábitat, genética o biología molecular, así como otras fuentes y referencias sobre la especie en la literatura y en la red.
Más información:

Acceso libre a todos los fondos digitalizados en la Biblioteca Nacional (por ahora unos 10.000 documentos de todo tipo que irán aumentando hasta unos 200.000 en 2012). A pesar de ser una biblioteca general estamos seguros que habrá en ella documentos de valor científico e histórico, pensamos por ejemplo en mapas, aunque el interés de este maravilloso proyecto trasciende las fronteras del conocimiento parcelado.

Ya sabemos que las plantas no experimentan el miedo, ya que ante una amenaza no tienen nada que hacer, pero los seres vivos que nos desplazamos, hemos desarrollado un eficaz sistema de alerta para la acción inmediata que a veces nos llega a paralizar (a veces lo más eficaz es quedarse quietecitos sin hacer nada). Nuestro mundo artificial y eminentemente cultural hace que miedos atroces se disparen en situaciones que no merecen ser evaluadas como si nos fuera la vida en ello, aunque inconscientemente respondemos así. No nos debe de extrañar que la lista de miedos se haya multiplicado en nuestra angustiada especie.