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PUNTOS DE AGUA
Si el origen de la alimentación cárnica parece evidente, sin embargo es delicado estimar los puntos de agua a los que los hombres tenían acceso.
El polje de Zafarraya que se presenta como una amplia depresión debía ciertamente conservar capas de agua. En nuestros días, una fuente de agua cálida surge a unos 1500 m de la cavidad pero nada confirma su presencia en los tiempos paleolíticos.
Es posible que los charcos de agua resultante del goteo del interior de la misma cavidad hayan sido suficiente para la necesidad de un grupo restringido, resolviendo de este modo el problema del transporte. Hoy día algunas goteras proporcionan hasta 1.5 litros de agua al día. En las capas in situ , restos de moluscos terrestres y de anfibios testimonian un ambiente húmedo. El estudio de la avifauna revela la presencia de paisajes de medios localmente húmedos.
La zona del Boquete de Zafarraya presenta hoy día una pluviometría muy intensa en oposición a la sequedad existente en toda la región.
Es posible que durante el Paleolítico este carácter de la pluviometría local ya existiese y fuese conocido por los hombres.
APROVISIONAMIENTO DE MADERA
Los carbones de madera y las cenizas repartidas en los diferentes niveles arqueológicos muestran que los neandertalenses encendían fuegos en la cavidad. Este hecho, casi sistemático en los yacimientos musterienses, trae la cuestión del encendido y sobre todo el mantenimiento del fuego. Ningún indicio de la primera de estas operaciones nos ha llegado.
Una vez encendidos, los hogares debían ser alimentados. Testimonios de los combustibles elegidos, los carbones de madera encontrados en las capas se corresponden frecuentemente de enebro, árbol que se presentaba en los alrededores inmediatos de la cavidad. Se encuentra igualmente restos de combustión del olivo salvaje, del arce, de encina y de pino.
Estas especies testimonian en primer lugar la cubierta vegetal próxima a la cavidad. Es poco probable que los hombres hayan operado una elección en función de la calidad de los combustibles.. Debían recoger las maderas más abundantes y de fácil acceso, ahorrándose un trasporte a larga distancia.
No hay que descartar la posibilidad de que ciertos combustibles fuesen los desechos de la fabricación de útiles en madera o de elementos constitutivos de una estructura de la que ningún vestigio nos ha llegado. El enebro por ejemplo es una madera fácil de trabajar y la dureza del olivo es bien conocida. Las trazas de uso reveladas sobre los útiles en piedra prueban que el trabajo de la madera constituía una de las actividades a las que se dedicaban los hombres en sus periodos de estancia en la cavidad.
MEMORIA DE LA EXCAVACIÓN EN EL BOQUETE DE ZAFARRAYA
APROVISIONAMIENTO DE SÍLEX
El comportamiento de subsistencia de los ocupantes de la cueva del Boquete de Zafarraya se nota a partir de las materias primas utilizadas para la fabricación de su utillaje lítico. La determinación del origen geográfico de las rocas talladas, utilizadas después abandonadas sobre los suelos de ocupación de la cueva, es un medio para definir un territorio de circulación, ligado a la adquisición y a la economía de la materia prima.
Los resultados del estudio petroarqueológico, obtenidos en los diferentes niveles de ocupación de la cueva, hacen posible la esquematización de los comportamientos socioeconómicos de los hombres en un periodo dado (Musteriense) y en una región precisa (Sierra de Alhama).
Varios yacimientos de sílex disponibles en la proximidad de la cueva (a menos de 5 km), hacen de este habitat estacional un lugar de residencia privilegiado. En torno al 15% de las piezas de la industria lítica fueron fabricadas a partir de estos tipos de sílex locales.
Dos yacimientos de una gran importancia, Alcolea y Alfarnate, ofrecen sílex que permiten una muy buena talla, forman parte del entorno próximo a la cueva aunque un poco más alejados (7 y 12 km) que los yacimientos precedentes. Este tipo de aprovisionamiento, menos local sin ser por ello calificado de alóctono, concentra más de 80% de las piezas de la industria musteriense.
La distancia máxima de circulación ligada a la adquisición de materia prima es de 12 km solamente. Esta distancia se inscribe de hecho dentro de la tendencia de los yacimientos musterienses en general, puesto que los desplazamientos concernientes a las materias primas raramente sobrepasan 15 km alrededor del sitio. Algunas excepciones empujan los límites de los territorios de explotación de los neandertalenses hasta 100 km pero son muy raros y se inscriben dentro de condiciones particulares (J. Féblot-Augustins, 1997).
Globalmente, el esquema de aprovisionamiento podría relacionarse al de ciertos sitios musterienses del sur de Europa tales como la cueva de Hortus (Hérault) donde las materias primas provenían de 2 a 6 km (J.P. Bard, 1972), el abrigo de Canalettes (Aveyron), de menos de 10 km (L. Meignen, 1993), las cuevas de la Crouzade y de los Ramandils (Aude) menos de 15 km (S. Grégoire, 2000) o el abrigo Romaní (Cataluña), menos de 10 km (E. Carbonell y R. Mora, 1985).
El comportamiento de los Neandertales que ocuparon la cueva del Boquete de Zafarraya difiere al de los musterienses de otros sitios en el sentido de que los yacimientos más explotados no se sitúan en la proximidad inmediata del habitat pero si entre 5 y 20 km, zona
definida por J.M.Geneste como la “zona intermedia”, lo que la sitúa entre el “espacio doméstico amplio” (de 0 a 5 km) y la “zona alejada” (de 20 a 80 km) (J-M Geneste, 1985; A. Turf, 1992).
El esquema musteriense clásico, definido sobre la base de un conjunto de sitios de Aquitania (J-M. Geneste, 1988), pone en evidencia una explotación masiva del sector más próximo a la cueva, en este caso “el espacio doméstico amplio”. En efecto 78 a 95% de la industria está fabricada a partir de rocas provenientes de esta zona. Aquí las rocas más corrientes en el conjunto lítico provienen de la “zona intermedia”.
Por regla general, las industrias musterienses comportan un ínfimo porcentaje de rocas provenientes de la zona alejada. En el Boquete de Zafarraya, ninguna roca proveniente de este espacio ha sido identificada en la industria.
En lo que concierne al modo de introducción tecnológico de las rocas en el habitat, la cueva del Boquete de Zafarraya va en contra de la regla musteriense. El esquema clásico querría que las rocas provenientes del “espacio doméstico amplio” fuesen introducidas en la cueva bajo forma de producto bruto y que en consecuencia todas las etapas de la cadena operatoria estuviesen presentes en el yacimiento. No se parece
en nada al caso que nos concierne. Las primeras fases del debitado están ausentes, las rocas provenientes de la zona más próxima han sido introducidas bajo forma de soportes, incluso de productos finos (C. Barroso Ruiz, F. Medina Lara, P. Boutie et al., este volumen).
Estos comportamientos atípicos revelado en la gestión de las materias primas nos incitan a interrogarnos sobre las funciones del yacimiento. Recordemos que la cueva no está considerada como un campamento de base sino más bien como un alto de caza estacional (C. Barroso Ruiz, F.Medina Lara, S. Deguillaume et al., este volumen). Este tipo de ocupación implica expediciones organizadas desde el campamento de base hacia el alto de caza, sin duda con una preparación, antes de la partida, del utillaje necesario que debía ser efectuado en la proximidad del campamento de base, sobre los yacimientos de materia prima de Alfarnate y de Alcolea (zona intermedia) situadas al oeste de la cueva del Boquete de Zafarraya. Los Neandertalenses aportaban entonces sobre el sitio una gran cantidad de lascas preformadas o de útiles en sílex que habían fabricados sobre los mismos yacimientos de materia prima. La presencia de talleres de talla sobre estos dos yacimientos parecen confirmar esta hipótesis.
Para la renovación de ciertos elementos de su utillaje, los yacimientos de sílex del “espacio doméstico amplio” eran utilizados puntualmente. Los soportes, incluso los útiles, eran preformados sobre los yacimientos y acarreados a la cueva para su utilización.
El abandono sobre el sitio de piezas fabricadas sobre los sílex más lejanos, aún susceptibles de ser readaptados (las dimensiones de las piezas lo permiten), parece indicar que había una anticipación sobre la explotación posible de la materia prima, tras el abandono de la cueva para un retorno hacia el campamento principal situado en la proximidad de los yacimientos de Alcolea y de Alfarnate. Este tipo de esquema ha sido observado para el Musteriene del abrigo de la Combette en Vaucluse (P.J. Texier et al., 1998).