Revista Digital de Ciencias Bezmiliana ISSN:1989-497X

    PERIODO DE OCUPACIÓN
    El análisis de restos de fauna y en particular la edad de abatimiento de las jóvenes cabras, permite estimar el periodo del año correspon    diente al paso de los hombres. La mayor parte de las jóvenes cabras consumidas tienen menos de tres meses o un poco más de un año. El     periodo de parto de las hembras comienza en el mes de mayo y dura hasta el inicio del mes de junio. Las cabras muertas a una edad     inferior a tres meses o con un año y algunos meses no pueden haber sido cazadas más que durante el periodo estival.
    En todas las unidades arqueoestratigráficas, las poblaciones de cabras se corresponde a grupos de hembras, acompañadas de sus cabritos     del año o del año anterior, que se pueden cazar en los acantilados hacia el inicio del verano.
    Algunas excepciones pueden señalarse: en la gran unidad arqueoestratigráfica UG, la más antigua, los machos son cazados pero se les     encuentra siempre asociados a jóvenes individuos. Se trata pues más de una modificación puntual del comportamiento de los cazadores     que de un cambio en su ciclo de desplazamientos estacionales.

    ALTERNANCIA DEL HÁBITAT DEL HOMBRE Y DE LOS GRANDES CARNÍVOROS.
    Según los vestigios conservados sobre el suelo, la caza de los herbívoros debía constituir la principal fuente de subsistencia de los ocupantes de la cavidad. La presencia de huesos y de útiles líticos en todos los niveles del complejo estratigráfico medio dan la impresión de una     ocupación humana constante. A veces, la subdivisión del relleno en pequeñas unidades arqueoestratigráficas muestran diferencias sensibles en la proporción relativa de los diferentes elementos que componen el material arqueológico.
    Algunos niveles demuestran bien la presencia del hombre: los huesos de cabra son aquí abundantes (hasta el 90%), los vestigios de industria humana bastante densos. Los carnívoros, siempre presentes no ocupan más que un lugar marginal. Las piedras desplazadas     involuntariamente por los hombres en sus desplazamientos por la cueva, están presentes en los niveles antrópicos.

COMPORTAMIENTO Y MODO DE VIDA DE LOS NEANDERTALES DE LA CUEVA DEL BOQUETE DE ZAFARRAYA
Sin embargo otros niveles, están dominados por la presencia de los carnívoros (más de 25% de los restos). Los restos de cabra contabilizan un porcentaje relativamente débil (70%) y los objetos tallados son muy escasos. Así pues, la cavidad ha conocido dos tipos de ocupación, de un lado la humana y del otro la animal, en alternancia, durante toda la
secuencia del Paleolítico medio representado en el yacimiento.
En cantidad absoluta, la débil cantidad de vestigios producidos por el hombre indican una estancia de los Neandertales de corta duración.
El número mínimo de cabras abatidas por niveles varía de 1 a 10 individuos, lo que corresponde a un alto de caza de varios días.
En un momento no lejano, los grandes carnívoros y los otros animales carnívoros pudieron rápidamente reemprender la posesión de la cavidad, atraidos por los restos que cubrían el suelo recientemente abandonados por el hombre.
La rapidez de este ciclo, aliada a la lentitud de la sedimentación y a los procesos post deposicionales, ha provocado efectos de palimpsesto, impidiendo que algunos niveles sean difícil de atribuir al hombre o a los carnívoros.
Los carnívoros que frecuentaban la cavidad mayoritariamente eran panteras, salvo en los niveles superiores donde los restos de cuones les superan. Hemos de señalar la rareza de los osos pese a que son residentes habituales de este tipo de sitio.
Los cuones están representados por raros individuos en los niveles superiores. Por el contrario la pantera ha ocupado la cavidad de manera intensiva y durante una larga duración: las unidades arqueoestratigráficas caracterizadas por su presencia comprenden los restos de varios individuos a veces con conexiones anatómicas que evocan la imagen de carcasas descomponiéndose sobre el suelo.


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