Uno de los problemas que más nos preocupa es la educación de la racionalidad. A estas alturas cualquier telediario nos demostrará que considerarnos seres racionales fue nada más que el deseo de un estimable filósofo que pensaba que su mente era el modelo de la especie. Dicho de otra manera, la irracionalidad y el fanatismo vienen en nuestro acervo génico, sin embargo, la razón debe ser cultivada y defendida. Pero ¿cómo distinguir el conocimiento real y firmemente asentado de la superchería? ¿Podemos dotar a nuestros estudiantes de herramientas que los defiendan en el agresivo mercado de la manipulación interesada de su pensamiento? Incluimos el enlace de este notable artículo de James Lett, traducido al español en el blog Ciencia Kanija, que se extiende sobre este problema:

http://www.cienciakanija.com