Desentrañando las últimas claves ocultas de cómo los ribosomas ensamblan las proteínas a partir de las instrucciones del código genético y sin ningún objetivo práctico a la vista, los premiados este año con el Nobel de Química, Venkatraman Ramakrishnan, Thomas A. Steitz y Ada E. Yonath se encontraron de sopetón con el mecanismo de actuación de algunos antibióticos en bacterias, proporcionando nuevas armas e ideas para atacar a estos bichitos que por evolución rápida (¡quién dice que la evolución siempre es muy lenta y no se puede ver en acción!) se están haciendo incómodamente resistentes a nuestros fármacos. Traduciendo: que los trabajos merecedores del Nobel servirán para salvar vidas. ¡La ciencia sí que es un milagro!

Más información: El País