Revista Digital de Ciencias Bezmiliana ISSN:1989-497X
Marcelo Palacios

Médico. Presidente de la Sociedad Internacional de Bioética (SIBI)
Miembro del Comité de Bioética que asesora al gobierno español


BIOTECNOLOGÍAS  
        Entramos en el siglo XXI con un  equipaje  excepcional  de conocimientos, técnicas, productos,  aplicaciones y líneas de investigación relacionadas  con las biotecnologías.  
        La  “biotecnología  contemporánea” toma rápidamente cuerpo desde que    en 1953  se da a conocer por  Watson y Crick la estructura en doble hélice del ADN y se establece el dogma genético un gen una proteína (hoy revisado); para entrar   hace unos 25 años   en lo que  se llamó la “Nueva Genética” (Nathans),  con  la biología molecular   en un plano relevante, y especialmente  la ingeniería genética o molecular, es decir,   la “recombinación de   genes o sus secuencias de distinta procedencia”; al final de los años 70  se desarrollan las técnicas moleculares con las enzimas de restricción  y las ligasas: con las primeras  se puede cortar el ADN en   trozos, y con las segundas unirlo con otros genes o fragmentos; y en la década de los 80   se desarrollan los vectores (virus y plásmidos), a los que pueden incorporarse  partes de ADN y transportarlas. Estamos pues, ante una auténtica revolución biológica e industrial.

    Como un paso  decisivo, el 26  de junio de 2000 Craig Venter y Francis Collins  en rueda de  prensa comunicaron haber conseguido la secuenciación del Genoma Humano (un 97 %  descifrado y un 85 % de forma precisa), y el   12 de febrero de 2001   dan a conocer que  han secuenciado todo el genoma. El avance  fue presentado   casi como panacea del diagnóstico y tratamiento más o menos definitivo de enfermedades  y como facilitador,  algún día, del alargamiento de la vida  humana, lo que sin duda alguna  no   resulta  prioritario.                                 
        A partir de ahora, y tras la secuenciación del genoma humano, a los ya existentes se    añaden campos impresionantes de posibilidades, aunque lo razonable es no despertar   expectativas inmediatas o desmedidas, pues, por una parte,   queda  una largo camino   y mucho tiempo por delante  hasta que   se conozcan las localizaciones (mapa genético) y, lo que  será de particular trascendencia práctica, las funciones de los genes aisladamente y  sus interacciones (mapa funcional), su relación con las casi 10.000 proteínas (proteómica),   y la expresión como organismos y  sus efectos sobre  estos (mapa individual y poblacional, normal o patológico).  Pero no todo es tan simple.
        No hay duda alguna que  las posibilidades dirigidas a  la investigación, a la medicina predictiva, al diagnóstico de enfermedades graves y  frecuentes,  a la   terapéutica selectiva, al logro de células,  tejidos y puede que de órganos para autotransplante sin riesgo de rechazo inmunológico (a partir de stem cells), a la terapia regeneradora etc.,  así como a la   disponibilidad de alimentos modificados genéticamente en mayor cantidad y calidad y a la protección  de los ecosistemas y la biodiversidad contra su deterioro o aniquilación,  ofrecen  un  extenso  panel tanto de realidades en marcha como  de expectativas muy atrayentes (entre las que  incluiría la eliminación de la hipótesis del racismo genético), algunas con   implicaciones éticas.  
       En la otra  cara de la moneda, no  puede ocultarse que     persisten,  incluso  empeorados, los  enormes y graves  problemas que causamos y azotaron  a la Humanidad  en la  pasada centuria,   sombras tantas veces causantes del horror y  cuyas  manifestaciones más  vergonzosas  y trágicas   nacen de la  violencia física y  psicológica, no infrecuentemente  vinculadas al uso inhumano  de la  ciencia y la tecnología, en  sus   formas  más horribles  y sutiles: (guerras, pruebas nucleares, genocidios, delitos contra la humanidad, hambre, carencia de agua potable, falta de asistencia sanitaria elemental, enfermedades  evitables -20 millones  de muertos anuales  por  las llamadas enfermedades de la pobreza-,  postergación de  la mujer, maltrato  de  la infancia  -marginalidad, orfandad forzada, explotación sexual, mercado laboral abusivo,  extracción y venta delictivas de órganos- quebranto de los valores morales, destrucción psicofísica, manipulación, mutilaciones, experimentos humanos no consentidos; un despoblamiento creciente del medio rural,   emigraciones masivas internas y externas -100 millones de  emigrantes económicos,  el 1,8 % de la población mundial, y 18 millones  de refugiados a causa de la persecución política-,  un progresivo  urbanocentrismo  y  la configuración   de megálopolis     con asentamientos periurbanos o guetos    en condiciones atroces; exterminio de poblaciones indígenas, racismo, xenofobia, etc.), degradación de la Biosfera: contaminación ambiental, desertización, pérdida de suelo cultivable, agresión a la biodiversidad, aniquilación de especies, etc.    
       La   reacción social  de  perplejidad -no exenta de orgullo por lo que es capaz el hombre- e incluso   temor  ante   hechos  tan  impactantes y provocadores moral e intelectualmente como  los  derivados de algunas biotecnologías (en particular la   manipulación genética,   la fusión celular o la clonación humana),  se acompaña no infrecuentemente del la incertidumbre sobre  si se ejercerán los mecanismo de control  debidos, y sobre todo, a quién beneficiará realmente tanto progreso.  Es el capítulo de los posibles riesgos   en su aplicación:                    
     1) Los daños al ser humano (derechos, salud y evolución):
         * a la intimidad y privacidad (recogida y archivo de datos)
         * a  la salud   
             -causación de enfermedades (tumores, infecciosas, etc.)
             -resistencia a antibióticos (betalactámicos, ampicilinas, etc.)
             -mutaciones:  a) no intencionalmente  ocasionadas;  b) buscadas
              (selección de la raza, guerreros, dóciles, ¿especiación?, etc.)
       2) La utilización discriminatoria
             -que estos avances  sirvan  a unos pocos, los que puedan pagarlos,  e incremente las diferencia y egoísmos   (como ocurre con la alimentación, medio ambiente,  etc.)  las biotecnologías  no alcanzan como debía esperarse a las poblaciones afectadas  (así,  por  ejemplo,    el  85 %  de los medicamentos los consumen los ricos, 19 % de la població mundial)
             -que por las connotaciones económicas en juego,   la industria no  dirija sus actuaciones a  las enfermedades monogénicas,  las llamadas ”enfermedades huérfanas”, de muy escasa incidencia poblacional, sino  a las poligénicas, producidas por la acción de varios genes y mucho más frecuentes, como el cáncer, la diabetes, el asma  o las enfermedades cardiovasculares, hipertensión, hipercolesterinemia, etc., que siendo de gran importancia  también lo son de mayor rentabilidad industrial.
            -que los tests predictivos (seguros, trabajadores, diagnóstico de enfermedades   con agresión a la intimidad, etc.) limiten las posibilidades de los afectados o candidatos a una enfermedad genética.
            -que  provoquen desempleo masivo (puede ser el caso de la agroalimentación)        
      3) La utilización selectiva (selección racial, manipulación mental, poblaciones indígenas, guerreros o siervos, etc.).  
     4)  La producción de armas químicas y bacteriológicas exterminadoras.
     5) La liberación de microorganismos manipulados genéticamente, las mutaciones   o  patogenias sobrevenidas etc.  
     6) Daños a la biodiversidad
        -a los  animales y a sus especies.
             -a los vegetales, entre otros a la agricultura tradicional y a las áreas naturales.
             -las  alteraciones de microorganismos, nuevas cepas, etc.
     7) Daños al medio ambiente
             -la contaminación y deterioro    por los residuos producidos  
             -la  deforestación
             -la  desertización
      8)  Por último, y sin  agotar el tema,  vamos camino de dominar   a los genes,  ya  tenemos las secuencias y  los genes  humanos y de otros organismos vivos ante nuestros  ojos, podemos localizarlos, copiarlos, extraerlos, cortarlos, unirlos,   combinarlos con otros de la misma o distinta especie, y  hacerlos  realizar   funciones  que se van traduciendo    en   realidades científicas y tecnológicas. A este ritmo, algún día no muy lejano los genes estarán completamente   a disposición    del homo sapiens, que  les transformará en servidores  dóciles y  a pleno rendimiento,  y  no   parece exagerado anticipar que   acabarán siendo genes  amaestrados  que tan solo determinarán  lo que la voluntad del  ser humano decida.  En  la  hipótesis del gen dominado plenamente  en un   futuro próximo -cuando a la vez hayamos  fulminado  cualquier sospecha  de determinismo que no sea  el que nosotros mismos establezcamos-,   el ser humano que somos,  dotado para el ejercicio de la razón y que  puede  modificarse  técnicamente con  sus inventos  en lo  biológico y en  lo  psíquico -lo que me hace llamarle el  hombre antropoplasta o bioplasta-, ¿no  acabará  maniobrando con su propia existencia   y la vida hasta límites   que pudieran escapar a su  control, perjudicando  a  generaciones  futuras, acabando por destruirse torpemente o alterando su    evolución y su especie y el mundo en que habitamos?



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