Nuestro colaborador José Antonio Martínez Pons nos envía una recensión de un libro de divulgación científica. Por si leyéndola te animas a su vez a leerlo. ¡Gracias a José Antonio por su colaboración!

Galleta

Título: Cómo mojar una galleta. La ciencia en la vida cotidiana
Autor: L. Fisher
Traducción: Isabel Merino
Editorial Mondadori. 2003. Colección Arena Abierta.
Los aficionados a los libros de divulgación científica lo tenemos fácil si buscamos libros relacionados con el primer microsegundo del Universo, la física de partículas o la relatividad de altas velocidades, incluso las teorías de supercuerdas. Muchos autores de más o menos talla, y con mayor o menor éxito, ensayan hacer comprender al público el estado actual de la física en estos campos, sin embargo es bastante difícil encontrar quien con rigor, precisión y seriedad intente explicar el fundamento científico de los fenómenos de la vida cotidiana, que no por vistos todos los días dejan de encerrar un profundo contenido científico, incluso, muchas veces no tienen una justificación científica clara y completa.
El doctor Fisher, experto y con muchos años de experiencia en la tecnología de los alimentos, se propone en este libro dar una explicación a un conjunto amplio y variado de situaciones, siempre desde el rigor y el fundamento científico.
Toca cuestiones muy variadas como la que da título al volumen: ¿Cómo mojar una galleta? Donde hace gala de un uso preciso del método científico: experimentación, observación, emisión de hipótesis y propuesta del modelo, También analiza otras cuestiones culinarias, como el cocimiento de un huevo, y gastronómicas:¿Por qué sentimos placer en la comida? ¿Cuál es la función de los mecanismos de la deglución relacionadas con el gusto?
Realiza una breve incursión en la estimación de resultados actuando sobre la cesta de la compra.
Las espumas y el papel de los tensioactivos son objeto de otro capítulo.
Las herramientas cotidianas: martillos, cuñas, destornilladores y llaves inglesas le sirven como base para explicar los principios fundamentales de las máquinas simples. Por cierto, yo recuerdo que en mis años de bachillerato elemental me explicaron el plano inclinado la palanca y sus géneros, la polea, el torno, el polipasto. Me temo que con cualquiera de estos sencillos aparatos podría en evidencia a más de un universitario de “ciencias”.
También los deportes: el lanzamiento del bumerán (el autor es australiano) o la caza de la pelota de criquet le permiten dar unas excelentes lecciones de aerodinámica, cinemática y estática. Concluye el cuerpo del libro con la “física del sexo”.
No menos interesantes son la “coda” y los dos “apéndices” en que desciende a cuestiones históricas (reconocimiento de la figura del alemán Mayer, ridiculizado en su tiempo y hoy reconocido como uno de los pioneros de la termodinámica) y de más fundamento científico y sobre todo las notas finales, que constituyen un amplio conjunto de referencias de gran utilidad.
Se trata de un libro de lectura fácil, sin fórmulas, que por una parte puede satisfacer la curiosidad sobre cosas que uno, especialista o no, se pregunta y no obtiene respuesta clara y de un modo especial para los profesores de física puede ser una fuente de ejemplos de clase, incluso puede darles ideas para proponer a sus alumnos pequeños trabajos de investigación, donde el rigor no esté reñido con la sencillez.