El panorama sobre la evolución humana, y por tanto nuestro linaje, se ha complicado un poco más todavía después de la gran sorpresa del hobbit Homo Floriensis. Svante Pääbo (en la fotografía) y su grupo de investigación ha publicado un artículo en Nature (el resumen en el siguiente enlace) informando que han encontrado rastros en el ADN mitocondrial, obtenido a partir de restos oseos encontrados en Siberia, de una migración africana no contemplada hasta ahora y que habría podido originar o incluso posteriormente se habría hibridado con las ramas conocidas del Neandertal y el Sapiens. Estamos hablando de hace sólo 30.000 o 40.000 años. No se atreven a catalogarla como una nueva especie pero parece que el asunto de nuestro origen se complica. ¡Qué bien, sorpresas a la vista!

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