Como ya sabemos las prisas no son buenas compañeras de viaje y algo así parece que se ha descubierto en relación a la debatida cuestión de nuestras ventajas sobre los neandertales, a los que acabamos desplazando. Desde luego no era la fuerza física ya que éstos eran más robustos que nosotros. Parece ser que se desarrollaron más rápidamente tal y como ocurrió con los demás homínidos y ocurre actualmente con los primates y en contraposición a nuestro desarrollo más pausado. A esta conclusión se ha llegado a partir de imágenes de dientes obtenidas con un sincrotrón (ver fotografía). Una vez demostrado esto queda ofrecer una explicación plausible de por qué es una ventaja: en la línea de, por ejemplo, que una maduración tardía nos puede hacer depender más de conductas adquiridas y, por tanto, más complejas y afinadas por el ambiente.

Para más información: El País

Publicación original de la investigación en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.