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Por increible que pueda parecer, se acaba de publicar un estudio que demuestra que el cerebro de un bebé puede reconocer errores matemáticos. Estudios realizados anteriormente ya corroboraban esta hipótesis. En ellos se media el tiempo que varios bebés (de 9 meses de edad) usaban para mirar tanto la solución correcta como la incorrecta, una vez que se les habían planteado las ecuaciones matemáticas  (1+1= 2; 1+1= 1; 2-1= 1; 2-1= 2). Este tiempo aumentaba cuando la solución era errónea. 

Este nuevo estudio ha intentado ir más allá: ha repetido el método utilizado con anterioridad de manera que dichas ecuaciones eran presentadas al bebé a través de una televisión en la cual aparecían o desaparecían marionetas dependiendo de la ecuación. En este caso se medía el tiempo que permanecían mirando las soluciones y simultáneamente se les realizaba un encefalograma, mediante el cual obtenían información sobre la actividad eléctrica en el cerebro, colocándoles pequeños electrodos sobre la cabeza. En esta ocasión, el tiempo que pasaba el bebé mirando la respuesta incorrecta también era mayor que cuando era correcta. En principio, se puede sospechar que simplemente el niño presta más atención debido a que no es algo que se espera, que le resulta extraño, sin tener nada que ver con una posible solución matemática. Sin embargo, cuando se estudian los encefalogramas se puede observar que las zonas activadas son distintas dependiendo de si la respuesta es correcta o no. Además las zonas que se activan son las mismas que se activan en un adulto cuando se le proponen dichas ecuaciones. Esto lleva a pensar que la reacción del bebé tenga que ver con un posible cálculo matemático. 

Con lo cual este último estudio además de corroborar la idea de que la atención sobre un resultado este relacionada con algo que no esperábamos ver, deja entrever que la capacidad que poseemos para poder detectar un error aritmético la hemos podido adquirir ya en nuestra infancia. 

A. Berger, G. Tzur, M. I. Posner. “Infant brains detect arithmetic errors”. Proceedings of the National Academy of Sciences of the USA, vol. 103, 12649-12653 (2006).

Fuente: http://www.esciencia.es/ncientf_06_08_1.htm#Bebes