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Pese a la imagen popular del científico chiflado mezclando fluidos en su laboratorio, muchas de las reacciones químicas de mayor importancia en el mundo actual no se producen en soluciones líquidas, sino sobre superficies sólidas. La Academia de Ciencias de Suecia ha querido destacar este año con el Nobel a la rama de la química que estudia esta clase de reacciones, de vital importancia en la industria automovilística, la creación de abonos artificiales o el estudio de la atmósfera terrestre.

El galardonado ha sido uno de los pioneros de la química de superficies, el científico alemán Gerhard Ertl, nacido en 1936 y perteneciente al Instituto Fritz Haber, a su vez adscrito al Max Planck Gesellchaft, en Berlín. Ertl fue uno de los primeros en ver, allá por los años 60, las enormes posibilidades que se abrían en el campo de la química del estado sólido, por lo que se llevará en su integridad los 10 millones de coronas suecas que acompañan al Nobel.

El área de aplicación de las investigaciones pioneras de Ertl es tan amplio que la Academia de Ciencias sueca no ha destacado ningún logro en concreto, y más bien ha querido premiar toda una carrera y el haber desarrollado un nuevo campo de acción para futuros investigadores: “Por sus estudios de los procesos químicos en superficies sólidas”, ha sido la fórmula que ha empleado el comité que concede el Nobel para justificar su decisión de este año.

Los campos de aplicación de esta rama de la Química son enormes. Uno de ellos ha sido la electrónica. Sus investigaciones han proporcionado la base teórica sobre la que se basan los semiconductores; lo que es decir, todo el ‘hardware’ informático.

Autor: Ángel Díaz

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