Los científicos Saul Perlmutter, Brian Schmidt y Adam Riess, reciben el Premio Nobel de Física 2011 por sus observaciones cosmológicas que demuestran algo tan poco esperado hace unas décadas como el hecho de que la expansión universal está acelerándose, lo que ha implicado concebir la posibilidad de una gravedad repulsiva que  ejercería el espacio vacío mismo. Al crearse más espacio aparece más repulsión que a su vez aumenta el ritmo de creación de espacio. Todo muy bonito si no caemos en la cuenta de que así, a menos que la Naturaleza todavía nos reserve sorpresas, vamos directos a un Universo helado en una eterna expansión sin posibilidad de futuro para la vida.

Más información: El País