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El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y otros científicos estiman que para que la energía nuclear pueda tener un efecto beneficioso contra el calentamiento global, haría falta construir un mínimo de 1.000 reactores en todo el mundo. Esto es un plan poco realista, dado que el crecimiento actual en la energía nuclear está alrededor del 4%, y los inversores se niegan a comprometer su dinero en una economía tan poco fiable como la de la energía nuclear.
Después de producir residuos radioactivos durante medio siglo, no hay país en el mundo que tenga un método para aislar estos residuos del medio ambiente para todos los centenares de millares de años durante los cuales seguirán siendo una amenaza mortal. Controlar y mantener los residuos durante un período que supera 20 veces la vida de toda civilización conocida es un carga inaceptable para las generaciones futuras.
Incluso si la energía nuclear fuera respetuosa con el clima, ésta no podría hacer casi nada en la lucha contra el cambio climático. La energía nuclear se utiliza sólo para generar electricidad. Representa sólo un 16% de la electricidad producida en el mundo. Además, la producción de electricidad sólo es responsable de un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial.
La energía nuclear presenta unos riesgos inaceptables para la vida de este planeta: los peligros que esa supone son muy superiores a la pequeña contribución que podría aportar en contra del cambio climático. La energía nuclear no puede participar en la lucha contra el calentamiento global.
Combatir el cambio climático efectivamente significa reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero de un 50% para 2050. Si construimos más centrales nucleares, esto serviría sólo para crear más residuos radiacivos, más objetivos susceptibles de ataques terroristas y requeriría una inversión masiva en subvenciones públicas. Hay muchas maneras más efectivas de reducir las emisiones de carbono. Por ejemplo, una investigación llevada a cabo por la Unión Europea concluyó que cuando se considera el ciclo de vida entero de la generación nuclear, desde la minería del uranio hasta el desmantelamiento de las plantas, las centrales nucleares producirían alrededor de un 50% más emisiones de gases de efecto invernadero que la energía eólica.

Enlace: http://www.greenpeace.org/raw