Revista Digital de Ciencias Bezmiliana ISSN:1989-497X

La mayoría de la gente piensa en la criptografía como un sistema para cifrar información, ocultar la información de forma que aunque se vea el mensaje, este no se pueda interpretar si no tenemos las claves necesarias para hacerlo. Ya en el artículo sobre claves pública y privada hacía un breve comentario sobre diversos tipos de cifrado de información, los problemas de transmisión de claves y los cifrados simétrico y asimétrico. Esto es indudablemente cierto, pero la criptografía tiene otra serie de utilidades cuya importancia es cuando menos, equiparable en importancia.

Esta parte de la criptografía es la que pretende garantizar la confidencialidad, garantizar que sólo los receptores adecuados van a poder leer el mensaje y nadie más. Las otras utilidades de la criptografía son la integridad, garantizar que un documento o contenido digital no ha sido manipulado y el no repudio, que pretende evitar que alguien pueda negar haber escrito algo que efectivamente es suyo.


Una vez que tengamos resueltos los problemas de confidencialidad, integridad y no repudio en el mundo digital podremos garantizar transacciones seguras y fiables a través de la red.


Como aclaración hay que comentar que también se utiliza el término encriptar (derivado del inglés encrypt, cifrar, codificar) en lugar de cifrar, y con una mayor aceptación popular (en Google aparece el doble de veces encriptación que cifrado), pero a pesar de todo prefiero denominarlo cifrado, no veo la necesidad de adoptar un término en inglés si en español ya hay una palabra que describe con precisión el significado del concepto.

 



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