Revista Digital de Ciencias Bezmiliana ISSN:1989-497X


    El siglo XIX también tiene a un científico andaluz notable. Se trata del eminente geólogo José Macpherson (Cádiz, 1839-San Ildefonso de La Granja, 1902). Introdujo en España las nuevas técnicas para el estudio científico de las rocas y los minerales, así como los más novedosos conocimientos en tectónica. Realizó un valioso estudio geológico de la serranía de Ronda. Se trasladó a Madrid y en su casa montó un laboratorio que llenó de libros, mapas e instrumental científico. Lamentablemente, este valioso conjunto de objetos científicos fue destruido durante la Guerra Civil, conservándose hoy tan sólo su microscopio, superviviente de aquella tragedia.

    En el siglo XX nos sorprende la interesante figura del granadino Emilio Herrera Linares (1879-1967), ingeniero, militar y científico; pionero de la aeronáutica en España y diseñador del que es considerado el primer traje espacial de la historia. En 1911 se convierte en uno de los integrantes de la primera promoción de pilotos en el aeródromo de Cuatro Vientos. Emilio Herrera, estimulado desde joven por su inquieto padre, tuvo siempre gran curiosidad por los avances técnicos y también por sus fundamentos científicos. Pertenece a la llamada “Generación de 1914” (junto con intelectuales de la talla de Marañón, Madariaga, Ortega y Gasset, y otros). En la década de los años veinte del pasado siglo elaboró incluso un modelo cosmológico acorde con las novísimas teorías de Einstein, en el cual continuó trabajando hasta el final de sus días. Además puso mucho empeño en la divulgación de los conocimientos científicos: divulgador de la teoría de la relatividad, promotor, entre otros, de la visita que Einstein realizó a España en 1923 y escritor de numerosos artículos para acercar la ciencia a los ciudadanos. Colaboró con Juan de La Cierva en los experimentos realizados con su autogiro y elaboró el proyecto de instalación del primer túnel aerodinámico que existió en España. En 1932 ingresó en la Academia de Ciencias, leyendo un año más tarde su discurso titulado “Ciencia y Aeronáutica”. Pero probablemente lo que más nos llame la atención es que diseñó, como ya se ha dicho, el primer traje espacial de la historia. El objetivo de su proyecto era posibilitar la ascensión hasta zonas elevadas de la atmósfera (la estratosfera), con aire muy enrarecido y bajísimas temperaturas. Para ello inventó una “escafandra estratonáutica”. La Guerra Civil truncó estas investigaciones. Tras el terrible enfrentamiento fratricida, en el que pierde a uno de sus hijos que como él era aviador, se exilió en Francia (donde mantuvo su prestigio científico y fue premiado por la Academia de Ciencias francesa), ya que, aunque era monárquico y de ideas conservadoras, en todo momento fue fiel al gobierno republicano (en sus últimos años llego a ser incluso Presidente del Gobierno de la República en el exilio).foto4



    Por último, mencionaremos a uno de los más grandes hombres de ciencia que ha dado Andalucía en el siglo XX, modelo de científico humanista: Manuel Losada Villasante (Carmona, Sevilla, 1929). Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad de Sevilla, especialista de fama internacional en bioquímica vegetal y fotosíntesis. Ha estudiado con sus colaboradores la bioconversión de la energía solar, siendo distinguido con importantes premios, entre ellos el Príncipe de Asturias de Investigación en 1995. Asimismo en varias ocasiones ha sonado su nombre como serio aspirante al premio Nobel.

    Este breve repaso por tantos años de historia, con sus luces y sus sombras, ha pretendido mostrar al lector que Andalucía ha jugado un papel esencial en el difícil avance de la ciencia en España, gracias a la labor de unos hombres tenaces, a veces héroes en tiempos de crisis y con todo en contra. En algunos momentos incluso la influencia en el extranjero ha sido relevante. Aunque sus nombres, por unos motivos u otros, raramente figuren en los manuales, no es de justicia que los ignoremos por completo. Nuestra fértil tierra seguirá dando buenos frutos. Y frutos del esfuerzo y la constancia de investigadores también.



Bibliografía:

ALFONSECA, M. Grandes científicos de la humanidad. Espasa Calpe; Madrid, 1998.
CANO, J. M. La ciencia en Sevilla (siglos XVI-XX). Universidad de Sevilla; Sevilla, 1993.
GARCÍA, E. y E. La polémica de la ciencia española. Alianza Editorial; Madrid, 1970.
LÓPEZ PIÑERO, J. Mª. La ciencia en la historia hispánica. Salvat (Colección Temas Clave); Barcelona, 1982.
POLANCO, A. Emilio Herrera Linares, pionero de la exploración espacial. Artículo contenido en Historia de Iberia vieja, Nº 32, febrero de 2008. América Ibérica; Madrid, 2008.



Bernardo Rivero Taravillo
(Prof. de Física y Química
del I.E.S. Ilipa Magna de
Alcalá del Río; Sevilla)



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