El hecho de que la presión del aire sea ejercida por billones de golpecitos de moléculas invisibles cada segundo la hacen especialmente fantasmal y, por tanto, perfecta para provocar grandes asombros. Hemos encontrado uno nuevo (conocíamos este experimento en versión huevo cocido pero es mucho más espectacular así):

Por cierto, muchas gracias a nuestra alumna Isi de 2º de ESO que nos ha encontrado el experimento.