Esta viñeta que hemos encontrado en el blog el Tao de la Física expresa muy bien algo que no debemos dejar de tener claro. Ya los griegos distinguían entre opinión y conocimiento. Las opiniones pueden ser más o menos libres y pueden ser más o menos fundamentadas pero no así la Ciencia. El conocimiento científico se aplica a sí mismo un conjunto de rigurosas pautas de validación que son ineludibles. Podemos inventar ahora la disciplina que queramos y exigir ¡democráticamente! que se enseñe en la escuela para que nuestros niños y niñas ¡puedan decidir por sí mismos! Nosotros no podemos decidir, estamos obligados a ello, no transmitir el bagaje cultural que con tanto esfuerzo y lucha ha consolidado la cultura científica. Por favor, transmitamos conocimientos y discutamos las opiniones pero no los mezclemos. Enseñemos a nuestro alumnado a distinguirlos. ¡Es vital!