En 1953 en el seno de un grupo de macacos japoneses, una joven hembra descubrió cómo comer patatas evitando la molesta arena que las acompañaba. Se trataba de un comportamiento completamente nuevo: lavarlas en agua salada con lo que además ganaban un agradable sabor. Dos años más tarde la misma hembra, una especie de Einstein de los macacos, descubrió que se podía hacer lo mismo con el trigo, ya que éste flotaba en el agua y sólo había que tirarlo y recogerlo después grano a grano ya limpios de arena. En ambos casos la innovación fue adoptada por el grupo completo y desde entonces han mantenido la tradición como podemos ver en el siguiente vídeo.