En una realidad lastrada por la estrechez de miras, la luz de corto alcance y la insignificancia de personajes mezquinos movidos por los pequeños hilos de sus egos se ha producido un hecho singular y desgraciadamente raro (por no decir que para algunos será directamente estúpido). Hace un par de semanas un atleta de cross llamado Iván Fernández nos ha dado una enorme lección y ha hecho que el aire difícilmente respirable en el que nos movemos haya adquirido una limpidez pasajera pero que agradecemos mucho: se negó a ganar una carrera que no merecía ganar y ayudó al atleta que sí lo merecía en un gesto que nos produce una enorme emoción (ver foto).

Muchísimas gracias a Iván por su lección de nobleza, tan necesaria. ¡Ojalá que nuestros chicos y chicas tengan noticia de este gesto y les conmueva también!

Para más información: El País.