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Un invierno más ha confirmado la tendencia ya iniciada a mediados de la década de los noventa. Y es que en España los inviernos resultan cada año más calurosos. El pasado fue el más cálido de los últimos ocho años y el octavo desde 1971. De hecho, la temperatura media de todo el país alcanzó 8,78 ºC, lo que supone un grado por encima de lo normal para esas fechas.

Así lo dio a conocer ayer la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) que considera la estación más fría del año los meses de diciembre, enero y febrero, aunque oficialmente la primavera se inaugure el próximo 21 de marzo. Sin duda, meses atípicos para lo que corresponde a nuestro clima, hasta tal punto que el calor de este invierno ha supuesto nuevos récords de temperaturas medias en algunas provincias. No en vano, en los últimos días de esa estación los españoles han disfrutado de un tiempo primaveral, como ha ocurrido esta semana.

Galicia y la zona cantábrica son las regiones que más han acusado las anomalías. El calor apretó sobre todo durante el mes de febrero, el más cálido de los tres analizados por la Aemet. En el norte, la temperatura aumentó tres grados por encima de sus valores normales. La Coruña es buen ejemplo de los cambios que han acontecido, ya que batió el récord de temperaturas medias de febrero de los últimos ochenta años, registrando una media de 14,1 ºC, seis décimas por encima de la anterior máxima. En ese mes, lo mismo ocurrió en Sevilla (15,3 ºC de media) y en Córdoba (13,6 ºC). La primera incluso tuvo el invierno más cálido desde 1951, ya que durante esa estación disfrutó de 13,4 ºC de media.

Sin embargo, en enero fueron otras regiones tradicionalmente frías las que rebasaron los récords de temperaturas medias. Por ejemplo, Ávila (6 ºC), Cáceres (9,7 ºC), Cuenca (7,1 ºC) y zonas del interior de la Península, donde los termómetros subieron dos grados por encima lo normal. No obstante, diciembre vino frío, 0,5 ºC por debajo de lo habitual, sobre todo en la cuenca del Duero y Extremadura.

Escasas lluvias

Al calor acompañó la escasez de precipitaciones. «Fue un invierno muy seco -recoge la AEMET-. Ese déficit de precipitaciones se ha sumado al que ya se había ido generando a lo largo del pasado otoño, de forma que en los seis últimos meses, en amplias zonas del territorio nacional, la precipitación acumulada ni siquiera llega al 50% sus valores normales». Este invierno ha llovido la mitad de lo normal y durante el año hidrológico (de octubre a febrero) un 40% menos. Las regiones más afectadas se encuentran en el Cantábrico, las cuencas del Duero y Ebro y puntos de la zona centro y Baleares. Sólo en el norte de la Comunidad Valenciana se ha producido un invierno húmedo.

Fuente: Colegio Oficial de Físicos