Cuando las cosas se ponen feas de verdad es el momento de las grandes apuestas, de jugársela a fondo. Es lo que hace el sapo guijarro (Oreophrynella niger) cuando avista una tarántula: prefiere lanzarse a una incierta caída que una caída cierta a manos del peligroso arácnido.

Fuente: Maikelnai´blog