A aunque algunos nos parece que la realidad es la mayor fuente de asombro y estremecimiento, no parece ser que sea un sentimiento mayoritario dada la extendida necesidad de fantasías que la trasciendan y amplíen. Nos parece estupendo el uso creativo e incluso liberador de una imaginación que supere todos nuestros fastidiosos límites, cuando además, como plantea el flamante premio Nobel Vargas Llosa en su magnífico ensayo “La verdad de las mentiras”, pueda ser usada como escalpelo cicatrizante que nos haga retornar a una realidad más limpia y comprensible.

Todo eso está muy bien pero ¡cómo nos fastidia que esa natural tendencia a la fantasía se intente aliar y alear con la verdad! Cuando nos intentan colar bolas, queremos decir. Una de las últimas que hemos visto en ese vivero inagotable que es Internet: ¡un tiro parabólico de impresión! ¿Alguien se hubiera prestado a hacer los primeros ajustes del tiro y la piscinita?

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