Uno más de esos milagros de la razón: ni más ni menos que una retina artificial, una matriz de fotodiodos que sólo en algunas patologías, por ahora, es capaz de sustituir a los sensores fotosensibles naturales. Aunque los resultados son limitados es obvio que señalan un camino a recorrer. Un grupo de investigación aleman está en ello.

Quizás alguno de nosotros pueda leer algún día un libro con un implante electrónico en la retina.

Más información: El País

Artículo original del grupo de investigación en la revista Proceedings of the Royal Society