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El 13 de abril de 2029 un pedrusco espacial de unos 300 metros de longitud, bautizado Apofis, pasará tan cerca de la Tierra que rozará la órbita donde se alinean los grandes satélites de comunicaciones, a 36.000 kilómetros de altura. Descartada la colisión en ese pase, los últimos cálculos, siempre provisionales, indican que existe un riesgo de choque con el planeta siete años después. Mientras los astrónomos y las agencias espaciales vigilan continuamente el asteroide, la ONU y otros organismos discuten, todavía de manera informal, la posibilidad de hacer algo para desviarlo.

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Autora: Malén Ruíz de Elvira