Una larga cadena de negativas vicisitudes, fundamentalmente debidas al mal  servicio ofrecido por la compañía eléctrica de nuestra zona, nos ha impedido una presencia estable y normal en Internet durante casi un par de meses. Lo dicho: mil perdones  a todos. Nos hemos tenido que mudar de servidor y aún estamos intentando reparar los diversos desajustes producidos tanto en el blog como en la revista, pero poco a poco lo conseguiremos. Especialmente en la revista, si encontráis todavía algún error, tened un poco de paciencia.

Muchísimas gracias a nuestros compañeros de Informática y muy especialmente a Pedro Pablo Fábrega que ha demostrado que los límites de su paciencia están más allá de lo que razonablemente se puede esperar. Muchas gracias a nuestro amigo Toni Allande y a su empresa IdeaSur que nos acoge ahora amablemente.